Durante todo mi
tránsito de vida, he caminado a través de ella apostando a cada momento.
Es difícil a
veces escuchar las voces del mundo pidiendo que te detengas en algo, que
establezcas límites, que pongas un tope a lo que das, que frenes lo que
sientes, que administres tus esfuerzos, tu dinero, tu tiempo; que dosifiques tu
amor y tus ganas, que no te desboques, que no des tanto. Infinidad de veces
mucha gente alrededor me dice, que no debes entregar tanto si no recibes
siempre en proporción, que no antepongas nada antes de ti.
El egoísmo es
parte de las cosas que llevan a esto, y no es malo, el egoísmo bien entendido
es precisamente que tu centres en ti las bases, que focalices cuidando tu yo,
que busques a toda costa ser feliz pensando en todo momento en lo que a ti te
hace feliz. Hay quien piensa, sin embargo, que el egoísmo es más una fotografía
de alguien que siempre, invariablemente, debe buscar a toda costa que todo sea
para sí, sin dejar una mota de polvo para nadie más. Es importante conservar
foco en uno, y precisamente aquí es donde se establece la lucha entre el
concepto del egoísta puro, o del proteccionismo interno, en el que solamente
mantengas siempre la balanza con los mismos términos tratando de lograr
equilibrio.
Pero, ¿lo mejor
de la vida es siempre mantener el equilibrio? ¿Acaso no parte de las mejores
cosas que a veces llevamos en los recuerdos, no son resultado precisamente de
la falta de equilibrio? ¿Porque entonces detener las cosas? ¿Por qué poner un
límite a las mismas? En todo caso, yo creo que el equilibrio no siempre es
inmediato, y entonces, si lo vamos a involucrar en una idea, creo que el
razonamiento es simple: si queremos ganar mucho, pues hay que apostar fuerte y
mucho, si queremos ganar poco, apostemos poco o no apostemos casi nada. Y así
lograremos el equilibro a futuro.
Creo que cuando
buscamos un sueño, hablar de limites es absurdo. Todos queremos algo, sea lo
que sea, algo material, una mejor vida, un mejor trabajo, amor, vivir como uno
quiere. Hay quien critica al artista por poner toda su vida en algo que la
mayor parte de las veces no deja tanto para vivir, y pretende que sacrifique
sus sueños, en pos de lo que socialmente se ve más aceptable, que es hacer
mucho dinero en cualquier otra cosa que no le guste. Hay quien pide a los
enamorados que no pongan todos los huevos en una canasta y que no entreguen
tanto para que no los lastimen. Creo que uno no puede poner límites a las
cosas, creo que también si uno realmente desea y sueña algo, nada de lo que uno
pueda apostar es mucho, nunca se llega al punto de indicar que ha sido
suficiente. Hay que pelear contra todo si así se desea, si a ojos de los demás es
absurdo, pues hay que caer en lo absurdo.
Cuando tú mismo
creas que es suficiente, es momento de retirarse, pues eso que pensabas,
definitivamente no es para ti; pues tú mismo te has dado ya por vencido. Pero
si no se ha llegado a este punto, hay que seguir apostando y apostando fuerte:
el corazón, el alma… la vida si es necesario; es la única forma de perseguir
esos sueños grandes, de lograr que esas cosas maravillosas se alcancen; por más
que el resto del mundo te grite que estas mal. Si no resulta, no quedara el
consuelo de haberlo intentado, esas son tonterías, si no resulta, dolerá, y
quizás la pases muy, muy mal; pero ¿y sí, sí? Te aseguro que no podrá haber
ente en el mundo más feliz que tú. Piénsalo, todo lo grande ha sido logrado
así, apostando con todo, poniendo todo sin límites, ignorando el
cuestionamiento de sí es suficiente. Las grandes empresas y las grandes
fortunas así llegaron, mayormente de gente que puso todo en juego. Los grandes
amores, son resultado de poner el corazón y dar sin límite alguno; las vidas
más ricas son aquellas donde se empeña el alma por completo, sin temor.
No te pido que
compartas mi punto de vista si es que ves el mundo diferente, pero creo que
vale la pena pensarlo. Yo, al menos, no puedo concebir el mundo de otra manera,
no puedo dejar de poner todo en lo que sueño; no siempre se cumplen, pero lo
que se ha cumplido es grandioso y he tenido mucho de eso; no puedo pretender amar deteniéndome con
temor, dosificando lo que doy, lo doy y punto, sin pensar si mañana no
funciona; a veces al grado incluso de pasar sobre mi propio bienestar, y espero
entonces que alguna vez, esa persona maravillosa con la que seré feliz toda mi
vida, pueda mirarme y entregarme en un instante su corazón para siempre, sin
duda alguna, haciendo que la apuesta traiga resultados más grandes, creando
entonces el amor más grande de mi vida. Se apuesta para ser feliz. ¿Como llegar
a esto si no apuesto así? ¿Si pretendo encontrar el límite de cuanto es
suficiente? Si uno va con un miedo preconcebido, a veces esa apuesta es algo
tan simple como decir, aquí voy, lo intento, total ¿Qué puede pasar?, más bien
hay que pasar sobre el miedo, hay que dejarse ir… a final de cuentas: ¿Qué pasa
si no funciona? … yo creo que nada peor que no haber intentado que funcione.
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