lunes, 4 de noviembre de 2013

Predestinados



Dos miradas que se cruzan por primera vez con la sensación de conocerse desde siempre. Algo muchas veces dicho pero poco frecuente, y que es una señal inequívoca del encuentro de dos seres predestinados a estar juntos.  La confianza es inmediata, las palabras fluyen sin miedo y las energías que emanan de ambas personas y se cruzan para fundirse en una inmensa luz, acompañan siempre un encuentro de mágico que no da lugar a dudas. Comienza como una chispa eléctrica, como una llama divina que se enciende para nunca más volver a apagarse. Se toman de la mano para nunca más soltarse, un sencillo ritual que se repetirá cada día que pasen juntos.
Poco a poco, sin pensarlo, crece una complicidad poco común, inmensa y simple, tan profunda como el mar y tan sólida como un diamante.
Miles de historias de amores infinitos circulan nuestro mundo, pocas veces sin embargo, el amor parece eterno. El encuentro de dos almas que han estado destinadas a estar juntas, pone a prueba muchas veces el amor, quizás para reforzarlo, tal vez para hacerlo más pleno y profundo, es ahí donde se marca si dos seres han estado destinados a estar juntos, contra todo lo que el mundo pueda hacer por evitarlo.
Puedes ver sin mucho esfuerzo que las miradas de ambos se transforman desde ese primer contacto, y que mientras están juntos poseen un brillo especial, una fuerza implacable y una inmensa alegría, una luz que no se apaga, un destello que es un faro en medio de la obscuridad. Y también es evidente la tremenda opacidad que se aloja en las pupilas cuando en contra del destino se separan y se alejan, aunque el mundo arroje perlas a sus pies y la vida traiga un mundo de tesoros y alegrías alrededor. Acaso es desesperanza, o una mezcla de añoranza, puede ser tan solo un tanto de vacío que no se llena, la certeza de sentir que el cielo se ha quedado sin la luz de su más brillante estrella. Si aquí cabe alguna duda, hay mil fotos que no mienten, es tan fácil percibirlo que no tiene ya sentido detenerse en este punto para buscar otra prueba.
Los humanos somos únicos para enredar al destino, aportamos mil errores y una gama interminable de miedos e inseguridades, hacemos difícil lo que es fácil, confundimos las palabras y diseñamos nuevas salidas para evitar que lo que ha sido dado fluya y permanezca. Pero hay poderes divinos que reencausan el destino para que este encuentre al final el camino para que se logre un fin.
Las parejas predestinadas suelen consolidar sus lazos en fechas propicias llenas de magia. Los antiguos lo sabían con toda claridad y propiciaban los lazos en días plenos de energía, muchas veces no nos damos cuenta pero momentos importantes en la vida de una pareja, que generan lazos profundos, se presentan en días así.  Ahí tenemos esta tan famosa festividad del primero de noviembre, día de todos los santos en la fe católica, que se deriva del Samhain, una fiesta celta que marcaba eventos similares, precisando un encuentro en entre dos planos. Esta noche el velo que separa los dos mundos es más fino que nunca, y pueden lograrse lazos inmortales. Su magia, según los antiguos, duraba 3 días, en los que la comunión espiritual es mayor, en donde las uniones se llenan de plenitud con la bendición de los más fuertes poderes. Dos miradas y dos cuerpos que se entrelazan entonces, alcanzando su punto energético más alto, generan una unión irrompible en el tiempo.
Así entonces, si la imperfección humana puede hacer que estos dos seres se separen, es un hecho que la vida tejerá nuevas maneras de lograr que se deshaga la distancia. La conexión de pensamiento persiste, me parece que muchos distinguimos claramente cuando alguien tan cercano te piensa o te busca, y si eso no fuera suficiente, llegarán los recuerdos cuando menos te lo esperas, llenos de una energía especial; renacerá la curiosidad de saber que es del otro, a sabiendas de la otra parte aún te piensa y te añora. Los eventos alrededor irán marcando encuentros y reflexiones que te empujan a pensar si aún es posible. Pero el destino sigue dejando una carta al azar: la capacidad de dejar todo de lado, aún a riesgo de perder lo que realmente puede hacerte volver a sentir la mayor alegría, a riesgo de perder la posibilidad de que la luz de tus ojos vuelva a ser tan viva…
Si hay tantas señales, tantos impulsos y eventos que te dirigen hacia ello, entonces… ¿se debe luchar contra el destino? ¿Es más fácil rendirse a la confusión y al orgullo, o a un mal recuerdo de algo que quizás ya no es como lo percibiste entonces y pudo resolverse?
Es fácil tomar los caminos que parecen sencillos, aunque poco a poco nos vayan restando, es fácil huir de lo que puede ser tan intenso que haya llegado incluso a causar dolor, pero que también en su intensidad trajo a tu vida grandes y muy simples alegrías, las que no son fáciles de encontrar en cualquier parte.
Lo difícil de un amor eterno, es mantenerlo eterno, es comprender que a veces hay segundas y terceras oportunidades, las que no das a la otra parte, las que te das a ti mismo para reencontrar el sueño que te regalo esa primera mirada, la que persistió durante tanto tiempo y que seguramente aún vive en tus recuerdos, la que lleno de luz los días más tormentosos y abrió senderos para caminar en una ruta que jamás te imaginaste. Los caminos se tornan difíciles, pero el verdadero amor abre brecha sobre ellos, y después del trabajo de cortar las zarzas que obstaculizan los pasos, generalmente hallarás luz y un camino donde puedes continuar con paso firme de la mano de ese amor, que te puedo apostar, puede ser mucho más grande de lo que jamás imaginaste.
Vale la pena intentarlo? Yo creo que si. Y si te preocupa el tiempo, la respuesta es aún más simple: el tiempo trae aprendizajes, trae consigo fortaleza y comprensión, se convertirá en tu aliado. El resto es tan sencillo como tratar de hacerlo, después de todo, con tanto esfuerzo que se ha tomado el destino para llevarte junto a esa persona, es mejor darle una ayudadita no?

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