Dicen que los grandes amores son irrompibles, que no dejan
espacio para sentir dudas en el camino, que las historias resultantes tienen
más matices rosas que negros, y que no
hace falta darles tiempo o ponerlos a prueba. Se dice también que a la persona
correcta la identificas de inmediato y que una vez localizada en tu radar, solo
se va haciendo fuerte la mezcla para que las dos partes se conviertan en un
ente inseparable.
Hace tiempo yo pensaba igual. Me vendieron y me compre
muchas historias de cristal, una infinidad de cuentos de hadas y finales
felices, y un sueño perfecto que a todas luces parecía ideal pero ciertamente
poco posible; historias en las que los
defectos eran inexistentes en una relación que se sugería casi mítica. Tuvo
mucho que ver para creer en ello, que por muchos años, no tuve la oportunidad
de presenciar lo que muchos de ustedes sí pudieron ver en casa: la evolución
cotidiana de una relación de pareja que tiene sus altas y bajas. Mi padre murió
muy joven, en la plenitud del amor con mi madre; así que no pude ver una
relación que pudo no ser perfecta con el paso del tiempo.
En la realidad, el amor es todo menos un hechizo permanente
de dulzura y perfección. Es un ajuste constante entre dos personas que provienen
de mundos diferentes, que se mantiene con el fin de encontrar, reinventar o
reforzar las razones para permanecer juntos, es una batalla inclemente contra
las inseguridades propias y las de tu pareja, contra los miedos de ambos y contra
el orgullo mal entendido que nos incita a controlarlo todo y a no dar el brazo
a torcer cuando te sientes herido.
El amor necesita tiempos de reflexión, y a veces pequeñas y
grandes separaciones para ser confirmado; requiere romper el espejismo de
ilusión que se presenta cuando conoces a alguien y te enamoras como un ciego,
para convertirse en algo sólido cuando estableces un lazo, que se funda en la
realidad que hay en la otra persona y en la tuya cuando dejas de quedar bien, cuando
solo puedes ser tú mismo. Implica luchar
contra tus propios miedos y tu mal entendido orgullo, para decir con confianza
un simple te amo y mostrar tu persona sin disfraz alguno a la otra parte. Es
muy probable que no seas tan fuerte como te mostrabas, seguramente eres
vulnerable y un poco diferente de la figura que dejaste ver en el inicio, o tal
vez un poco menos grato.
El orgullo y el miedo, cuando prevalecen cobran factura, y
te alejarán de la persona que llena tu corazón; son las armas letales que matan
el amor y la ilusión.
El ajuste entre las dos personas es algo permanente, pues
ambos seguirán evolucionando como individuos y como pareja, por lo tanto, los
puntos de vista pueden cambiarse y provocar discusiones, los estilos de vida
se modifican y traerán nuevas tensiones a tu relación. Es natural entonces que
puedas provocar desacuerdos que no se resuelvan, que puedas cerrar los ojos a
lo que aun te une a alguien y tomar el camino simple de andar en una dirección
diferente, muchas veces en sentido contrario, dejando atrás el sueño que
construiste con alguien. Estas discusiones pueden sacar lo peor de ti y dejar
salir palabras hirientes que no tienen regreso, muchas dichas sin pensar y sin
la intención real de lo que expresan.
¿Qué hace el orgullo entonces? Invitarte a tomar con
dignidad la puerta de salida. ¿y el miedo? Acelerar tus pasos para huir del
sitio lo antes posible para no ser lastimado de nuevo. ¿En qué momento entonces
te das la oportunidad de pensar por un momento en lo que te trajo junto a esta
persona de la que estas huyendo? No lo haces, el miedo y el orgullo son más
grandes. No es una regla claro está, ni siempre sucede, solo cuando te lastiman
en un punto clave. Si tomaras tiempo para pensar y dejar pasar el dolor, para
dialogar y para decir con sinceridad como te sentiste sin miedo de ser juzgado
y sin pensar que pierdes la dignidad, es muy probable que logres arreglar la
situación y que dejes pautas para construir, empezando por tus propias
rectificaciones, es posible también que las heridas que dejaron las palabras
graves cicatricen para no volver a lastimar.
No importa que se haya dicho, ni cuánto tiempo dejes pasar, importan
las ganas de estar y de dejarlo atrás de la forma correcta, importa el lazo que
prevalece entre dos personas, que se darán cuenta cuando están lejos de la otra,
que se sienten incompletas sin su contraparte, o que quizás pudieron salvar el
barco tratando de sacar el agua del interior. A veces vale la pena darte un
poco de tiempo para desagraviar lo dicho o para desentrañar lo que sientes. Para
mí el amor es algo que vale la pena más que el orgullo, del cual puedo
desprenderme, aun cuando a los ojos del
mundo signifique perder la dignidad, o si tengo que hacer algo que parezca estúpido
para acercarme y decir lo siento, o para pedir la oportunidad de arreglar las
cosas. El miedo desaparece por arte de magia cuando el corazón marca la pauta. No
te digo que te esperaran con los brazos abiertos para resolver el asunto, pero
la mayor parte de las veces puede ser que sí.
Para aprender esto que te digo, tuve que equivocarme como
mucha gente, pero te digo también algo real: si aún sientes un poco de amor por
la persona que está o estuvo junto a ti, detrás de tu orgullo herido y tus
miedos profundos, por lo menos intenta
pasar sobre el muro que estos representan y ver qué hay del otro lado, que si
sus brazos están abiertos, si sus pensamientos siguen volando hacia ti, no
hallarás un lugar más delicioso que el que te pueda brindar un abrazo con el
que te den la bienvenida de vuelta, porque así será. Si el amor sigue vivo,
entregar el orgullo y el miedo a cambio, será un precio muy bajo por la
felicidad que puedes aún construir. Y si resulta que del otro lado no puedes
encontrar una respuesta similar, a pesar de tus esfuerzos ¿perdiste algo con
intentarlo?. Llegado a este punto, tal vez tu orgullo te siga gritando que no
debes de ser el primero en doblar los brazos, y el miedo complementará diciéndote
que si lo haces tomarán ventaja de ti permanentemente… o quizás te este haciendo dudar diciéndote, como voy a hacerlo si yo fui que dijo aléjate de mi? Piénsalo: ¿acaso
importa?
Y si aun tienes dudas, recordarás esto que hace no tanto, alguien expreso mejor que yo... y que seguramente te dejará ver porque lo digo y entender mejor la intención:
NO PUEDO VER LA ULTIMA PARTE....
ResponderEliminarY si aun tienes dudas, recordarás esto que hace no tanto, alguien expreso mejor que yo... y que seguramente te dejará ver porque lo digo y entender mejor la intención:...... (NO LO PUEDO LEER)
lo que venia, que parece que ya se ve... es una liga para el video de la canción de Leonel Garcia que se llama Para empezar.
Eliminar