sábado, 8 de septiembre de 2012

La longitud del tiempo


Has sentido que las horas, los días e incluso los años parecen pasar cada vez mas de prisa en tu vida?
Seguramente recuerdas que cuando eras un niño, una hora parecía ser un tiempo eterno, podías hacer miles de cosas en este espacio que ahora parece ser tan pequeño. Ayer alguien me comentaba, un recreo de 30 minutos, te alcanzaba perfectamente para salir, ir al baño, formarte en la fila para comprar golosinas y almuerzo, comer, jugar un rato, incluso cansarte y terminar preguntándote aun: y ahora que hacemos?

Un verano duraba una eternidad, al igual que unas pequeñas vacaciones. Un instante de espera o unos minutos perdido en un centro comercial eran eternos. Una película era muy larga, aun la mas corta de dibujos animados, esperar algo era muy largo, las dos horas que te daban después de comer como obligadas para meterte a nadar, bueno! Eran infinitamente largas. Parecía que el tiempo era lo mas lento que había en el transcurrir de tu vida, donde podías albergar cientos de eventos.

Cuando muchos años después ya en tu etapa adulta y de hecho conforme vas sumando cumpleaños y años vividos, este tiempo parece reducirse cada vez mas: Una hora no te alcanza para nada, un día se va volando y apenas recuerdas que fue lo que hiciste en el, de hecho si volteas a ver tus últimos meses, parece que todo se ha ido volando y sin dejar huellas tan claras e indelebles como esas horas de infancia dejaban. Un minuto es absolutamente insuficiente, de pronto te das cuenta que ha pasado un año mas, que parecen haber sido solo unos días.

Creo que la clave de todo esta en el gozo de las cosas. Cuando eres un niño el mundo se ve brillante, lleno de emoción, lleno de ilusión por vivirlo. No quieres perderte ni un segundo, disfrutas cada cosa al máximo y te sorprendes del universo y sus regalos. Abres tu mente, tu corazón, tus sensaciones, tu espíritu. Conforme vas creciendo vas dejando de disfrutar plenamente, vas llenándote de prisa y obligaciones, ves las cosas solo de paso, no te detienes a mirar y respirar, a vivir, solo a sobrevivir para cumplir con otros objetivos y responsabilidades. Te montas en el veloz caballo del trajín diario para transitar por la vida, y dejas de disfrutar y ver las cosas con la higiene mental y espiritual que tiene un niño. 

Puedo garantizar que esto al menos es una parte de los por qué, de lo cierto, cuando haces una pausa y te detienes de nuevo a vivir, a disfrutar, cuando desatoras las cosas que solo solías sobrevivir todo parece ser mas largo: los tiempos que anhelas que algo pase, el tiempo que disfrutas con alguien o haciendo algo que te gusta. El día te rinde cantidad! Una hora puede parecer muy larga de nuevo, puedes conocer tanto de alguien en tan poco tiempo! Puedes hacer un beso inmensamente largo….  Mis últimos 5 meses han recuperado parte de la longitud del tiempo, en cuanto comencé a detenerme de nuevo a vivir las cosas, y no solo a sobrevivirlas, se ha hecho un tiempo largo y valioso, mientras que muchos años pasaron con tal velocidad que no te das cuenta que si bien pensabas que eran pocos meses, habían pasado vertiginosamente algunos años sin dejar mayores huellas…

Haz el intento! Créeme que el experimento vale la pena. Ver el mundo nuevamente con el espíritu libre es una formula para alterar la longitud del tiempo.  Un pequeño don que nos ha dado el universo y que pocas veces usamos.

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