jueves, 28 de agosto de 2014

Lazos Mortuorios

La muerte es un tema difícil de enfrentar, y muchas veces también difícil de tratar. Me parece que un factor que influye enormemente son las circunstancias de la misma.

Creo que es la primera vez en la que estoy en un velorio donde no se cuentan chistes… y lo digo con extrañeza, porque los mexicanos somos muy dados a burlarnos de la muerte en muchas formas, que incluyen la típica batería de chistes durante el velorio. Sin embargo, tal vez las circunstancias atenuaron este tradicional empeño.
 
No obstante, persistió otra situación que es típica de estos ritos: los reencuentros. Es algo triste que tengamos que esperar a estos eventos para volver a ver a mucha gente que queremos, o para estrechar lazos que estaban algo flojos. Las familias y los amigos se separan por circunstancias misteriosas que nadie sabe explicar con claridad. Pero estos eventos suelen reforzar los lazos. Algo que al final, es bueno, pero lamentable que espere hasta momentos como estos.
Esta ocasión la persona que partió, era uno de mis familiares más cercanos: mi prima hermana. Una persona de la que solo recibí cariño desde que tengo memoria, con quien sin embargo, como antes decía, y por razones que no se explicar, existió cierta distancia durante mucho tiempo a pesar del afecto que siempre se mantuvo. El cáncer que padecía nos acercó de nuevo, pero a partir del anuncio de su aparición, su tiempo estaba ya contado. Admiro tremendamente la valentía con que enfrentó la noticia, admiro sobre todo la lucha que sostuvo desde entonces, para mantener esperanza y para tratar de vivir siempre con alegría, su enorme fortaleza que transmitió a toda la familia. Una lucha de más de un año, en la que el cáncer ganó la batalla.
Me parece que esto fue el principal pegamento en los ritos mortuorios. Esta forma de vivir admirable, aunada al hecho de que mis dos sobrinos adolescentes, sus hijos, quedaban sin sus dos padres.  Quizás es lo que también generó una luz diferente en la gente que asistió al velorio. Donde cada lágrima derramada por los chicos, despertaba siempre el corazón y la preocupación  de todos los que asistimos. Hacía tiempo que no sentía tanta energía positiva y llena de amor concentrada en un solo sitio. Y por ello es la primera vez que justifico totalmente la existencia de los velorios, pues el ambiente se cargó de buenas intenciones y de afecto para los chicos y para mis tíos (los padres de mi prima que le sobreviven y que hace muchos años ya habían perdido a su hijo más pequeño en la plenitud de su edad), y para mis primos. Me parece que cada uno tratamos de transmitir fortaleza y amor para ellos. Esta vez, es la primera vez que veo y siento que la suma de todos los asistentes dio esta sensación inequívoca de afecto colectivo.
Mi familia es rara, sobre todo esta rama, pues es enorme y por ello no todos hemos podido conocernos bien. Y digo rara por qué siempre nos volvemos a ver para cosas como estas,  pero no necesariamente nos buscamos en circunstancias más normales. Ayer una de mis primas me decía que con una familia tan grande, se piensa uno mucho hacer una boda e invitar a todos, lo que siempre implica vivir con las consecuencias de que alguno no lo tome muy bien y guarde cierto resentimiento de no haber sido requerido. Pero en momentos como estos dejamos atrás cualquier cosa molesta y tratamos de estar todos juntos, algunos incluso emprendiendo viajes desde tierras más lejanas para estar ahí unos minutos y hacer sentir la fuerza de estar unidos. En este caso, después de tantos años, fue algo un poco extraño que tuvieran que presentarnos entre varios de nosotros para saber que somos parientes, y sin embargo, después de reconocerse las cosas fluyen de inmediato entre nosotros como si nunca hubiera existido distancia.
Hay momentos en que la muerte es un regalo de liberación,  cuando la enfermedad genera un sufrimiento desgastante previo a la consumación. Donde por más difícil que sea la resignación puede llegar algo más rápido, por la aceptación del cese de sufrir de la persona que queremos, Hay otros donde la muerte llega de forma inesperada, cuando todo parece ir perfectamente. En este caso, aceptarlo es mucho más lento y difícil, a veces incluso esa aceptación nunca llega y el dolor persiste. Las mayor parte de las religiones marcan este paso como un paso hacia un mundo mejor, incluso digno de celebrarse. Algunos ritos celebran este paso de forma extrema con fiestas interminables llenas de algarabía, otros celebran la vida de la persona antes de partir, tratando de resaltar los mejores momentos que esta tuvo hablando mucho de ello por turnos, quizás para tratar de poner algo de alegría en esa tristeza profunda. Muchos otros, se vuelcan a la oración conjunta y permanente para tratar de librar el camino de la persona hacia su siguiente etapa. Se dice que los ritos son para los que parten, pero en muchos aspectos, son sobre todo para quienes se quedan con el dolor de la pérdida.
Es complejo decir que funciona mejor, es imposible hallar una fórmula universal. Pero lo cierto es que la fuerza de un abrazo sincero y lleno de afecto, puede ayudar a equilibrar un poco las cosas, que puede ayudar a liberar las lágrimas necesarias que servirán para enjuagar el alma y también en muchas ocasiones, para recargar la pila de quienes se mantienen resistiendo el dolor que tanto desgasta. Cierto es también,  que lo que se recibe mejor depende de la cercanía y el conocimiento de quienes se hacen presentes en estos ritos. No digo que reparen por completo un corazón roto, que se siente roto por la pérdida, pues cada quien tiene su propia velocidad de sanación y su tiempo y forma de duelo, pero creo que ayudan un poco.
Esta, como les decía, es la primera vez que veo este efecto en un velorio, y he ido a varios. Siempre me he quejado de ellos pues típicamente en la mayor parte de los que he ido, quien fallece, y sus familiares cercanos parecen ser lo menos importante, la fuerza de la celebración de los reencuentros, las conversaciones chismosas y los siempre presentes chistes (hasta esta ocasión excepcional), suelen ocupar el espacio y la energía de los asistentes.
Tal vez sea tiempo de plantearse varias cosas: la primera y más importante, él porque asistimos y si estamos listos para compartirnos y comprender las circunstancias de los que se quedan, incluso reflexionar si tenemos la cercanía suficiente para lograrlo; la segunda, porque esperar tanto a los reencuentros que podrían darnos más si tratamos de anticiparlos; la tercera, tal vez implica voltear un poco a nosotros mismos para darnos cuenta si estamos pasando el tiempo suficiente con las personas que queremos y por último, que es inevitable reflexionar en estos casos, si estamos realmente haciendo de nuestra vida algo que valga la pena, si la estamos viviendo con amor, con la fuerza y empeño suficientes; seguro si es así, cuando nos llegue el momento tendremos mucho de este afecto como regalo de partida, que estoy seguro que no viene nada mal para emprender el camino hacia donde sea que siga después de aquí.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Amor Eterno

Hace unos días, una persona cuestionaba la temática de muchas de las letras de las canciones que escribo, pues muchos hablan de desamor. Tomaba en cuenta varios eventos de mi propia historia personal en su planteamiento, la pregunta central fue, si después de todo, y tras un divorcio, yo había dejado de creer en la idea del amor total y eterno en una pareja.

Una pregunta justa, es un hecho. Pero la respuesta sigue siendo fácil, Creo en la idea, con total convencimiento de ello.

Me parece que el amor toma formas raras, pero al final, solo es; hoy leo en una nota de Julio Cortázar en los encabezados de Google: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Creo que el amor es así, es algo que no se busca, que simplemente aparece cuando menos te lo esperas, pero cuando lo encuentras sabes reconocerlo de inmediato. No se planea, no se puede forzar, solo es,  sin dudas ni preguntas. Es a donde vuelven tus pensamientos de forma constante. Empieza como una chispa divina y puede brillar con la fuerza de la más intensa luz. Pero es un hecho, debes alimentarlo, el amor se construye día con día, y generalmente cuando lo tienes, olvidas todo, incluso hacer eso. Lo que lleva inevitablemente al dolor de perderlo. Es por ello que hay mucho más voces hablando de desamor que de amor, porque aún no sabemos cuidarlo bien.

Cierto es, que la respuesta a mi argumento fue también muy razonable – OK, el amor existe, pero no es eterno, más bien parece ser absolutamente finito, he ahí el porqué de los divorcios -, me dijeron.

Hay quien dice que el amor es solo una ilusión temporal, que dura 6 meses, otros dicen que 3 años, otros tantos podrán poner cifras que desde su perspectiva consideren válidas. Yo pienso que puede ser eterno, pero mi perspectiva tiene varias aristas. Trataré de explicar mi punto de vista.

He presenciado y fui parte de amores cortos y largos, sanos y enfermos. Transité por muchos caminos y hasta que encontré a quien considere el amor de mi vida. Pude enamorarme como un loco y ser correspondido de la misma manera, hallé a mi cómplice perfecta, este quizás ha sido el regalo más grande: Me casé con quien para mi había sido la mujer más hermosa del mundo, con una persona maravillosa llena de cosas extraordinarias y del amor más cálido y apasionado, una persona divertida, inteligente, aventurera, irónica y sarcástica, trabajadora, soñadora, sensible y cariñosa. Orgullosa y altiva como pocas, pero bondadosa y noble como ninguna. Mi cómplice perfecta y mi maestra en muchos aspectos. Alguien que me hizo sentir completo y grandioso. Sin embargo terminó y no dio para más, pero me enseñó algo tan cercano a lo que deseo, que sólo dejó la esperanza de que eso puede ser real y eterno, habiendo aprendido de los errores que entonces cometimos. 

Pienso por ello, que el amor verdadero puede hallarse,  aunque pueda entrar en un periodo de coma, donde parece mantener un estado de muerte cerebral, pues aunque no haya razones de ninguna especie, inexplicablemente el corazón persiste en el ritmo de su latido. Sé que si puedes querer a alguien por siempre con toda la fuerza de tu corazón por inexplicable que parezca, por deplorable que se escuche este estado para muchas personas cuando la persona ya no está contigo. Creo que ese amor inmenso existe y lo encuentras, lo que entiendo difícil es que ambas partes sepan manejarlo correctamente, que sepan hallar la forma de alimentarlo y hacerlo crecer. Me parece que lo boicoteamos llenándolo de miedos y temores, pero sobre todo, pensando que la meta es solo encontrarlo, hoy entiendo claramente que es algo que se debe seguir trabajando cada día para permanecer.

También creo que ese amor eterno se halla solo una vez, que es el amor de tu vida, algo que te llena el corazón como después nada puede llenarlo.  Algo que hace que el tiempo que dura, haya valido la vida antes y después de conocerlo. Vi este amor en mis padres.

No tienes que compartir mi punto de vista. Es simplemente algo en lo que creo, algo que sigo sintiendo y que por ello, sigo creyendo, por absurdo que parezca. Algo que puedo decir aunque despierte la arrogancia, o tal vez un corazón dormido. Aunque claro, tal vez es pronto para llamarlo eterno, al menos tendría que decir esto mismo el último día de mi vida, pero así lo califico ahora.

Así que bajo esta óptica solo puedo decir, que el amor existe, pero es responsabilidad de nosotros seguir trabajando en hacerlo eterno, todos los días, poniendo atención a los detalles, arrojando de lado el orgullo en pos de la comprensión. No es un juego de poder, sino estado para compartir. Si crees que lo has encontrado, defiéndelo bien: será tu bien más preciado, si piensas que estas con esa persona especial, y las cosas no marchan bien, siempre puede haber forma de resolverlo y hacerlo renacer, pues si lo sabes hallarás la voluntad para rescatarlo poniendo el alma en hacerlo grande. No puedo decirte más, pues no sé más, solo sé que lo que hagas, valdrá la pena.