lunes, 9 de septiembre de 2013

Amor vs.Orgullo y Miedo

Dicen que los grandes amores son irrompibles, que no dejan espacio para sentir dudas en el camino, que las historias resultantes tienen más matices rosas que negros,  y que no hace falta darles tiempo o ponerlos a prueba. Se dice también que a la persona correcta la identificas de inmediato y que una vez localizada en tu radar, solo se va haciendo fuerte la mezcla para que las dos partes se conviertan en un ente inseparable.
Hace tiempo yo pensaba igual. Me vendieron y me compre muchas historias de cristal, una infinidad de cuentos de hadas y finales felices, y un sueño perfecto que a todas luces parecía ideal pero ciertamente poco posible;  historias en las que los defectos eran inexistentes en una relación que se sugería casi mítica. Tuvo mucho que ver para creer en ello, que por muchos años, no tuve la oportunidad de presenciar lo que muchos de ustedes sí pudieron ver en casa: la evolución cotidiana de una relación de pareja que tiene sus altas y bajas. Mi padre murió muy joven, en la plenitud del amor con mi madre; así que no pude ver una relación que pudo no ser perfecta con el paso del tiempo.
En la realidad, el amor es todo menos un hechizo permanente de dulzura y perfección. Es un ajuste constante entre dos personas que provienen de mundos diferentes, que se mantiene con el fin de encontrar, reinventar o reforzar las razones para permanecer juntos, es una batalla inclemente contra las inseguridades propias y las de tu pareja, contra los miedos de ambos y contra el orgullo mal entendido que nos incita a controlarlo todo y a no dar el brazo a torcer cuando te sientes herido.
El amor necesita tiempos de reflexión, y a veces pequeñas y grandes separaciones para ser confirmado; requiere romper el espejismo de ilusión que se presenta cuando conoces a alguien y te enamoras como un ciego, para convertirse en algo sólido cuando estableces un lazo, que se funda en la realidad que hay en la otra persona y en la tuya cuando dejas de quedar bien, cuando solo puedes ser  tú mismo. Implica luchar contra tus propios miedos y tu mal entendido orgullo, para decir con confianza un simple te amo y mostrar tu persona sin disfraz alguno a la otra parte. Es muy probable que no seas tan fuerte como te mostrabas, seguramente eres vulnerable y un poco diferente de la figura que dejaste ver en el inicio, o tal vez un poco menos grato.
El orgullo y el miedo, cuando prevalecen cobran factura, y te alejarán de la persona que llena tu corazón; son las armas letales que matan el amor y la ilusión.
El ajuste entre las dos personas es algo permanente, pues ambos seguirán evolucionando como individuos y como pareja, por lo tanto, los puntos de vista pueden cambiarse y provocar discusiones, los estilos de vida se modifican y traerán nuevas tensiones a tu relación. Es natural entonces que puedas provocar desacuerdos que no se resuelvan, que puedas cerrar los ojos a lo que aun te une a alguien y tomar el camino simple de andar en una dirección diferente, muchas veces en sentido contrario, dejando atrás el sueño que construiste con alguien. Estas discusiones pueden sacar lo peor de ti y dejar salir palabras hirientes que no tienen regreso, muchas dichas sin pensar y sin la intención real de lo que expresan.
¿Qué hace el orgullo entonces? Invitarte a tomar con dignidad la puerta de salida. ¿y el miedo? Acelerar tus pasos para huir del sitio lo antes posible para no ser lastimado de nuevo. ¿En qué momento entonces te das la oportunidad de pensar por un momento en lo que te trajo junto a esta persona de la que estas huyendo? No lo haces, el miedo y el orgullo son más grandes. No es una regla claro está, ni siempre sucede, solo cuando te lastiman en un punto clave. Si tomaras tiempo para pensar y dejar pasar el dolor, para dialogar y para decir con sinceridad como te sentiste sin miedo de ser juzgado y sin pensar que pierdes la dignidad, es muy probable que logres arreglar la situación y que dejes pautas para construir, empezando por tus propias rectificaciones, es posible también que las heridas que dejaron las palabras graves cicatricen para no volver a lastimar.
No importa que se haya dicho, ni cuánto tiempo dejes pasar, importan las ganas de estar y de dejarlo atrás de la forma correcta, importa el lazo que prevalece entre dos personas, que se darán cuenta cuando están lejos de la otra, que se sienten incompletas sin su contraparte, o que quizás pudieron salvar el barco tratando de sacar el agua del interior. A veces vale la pena darte un poco de tiempo para desagraviar lo dicho o para desentrañar lo que sientes. Para mí el amor es algo que vale la pena más que el orgullo, del cual puedo desprenderme,  aun cuando a los ojos del mundo signifique perder la dignidad, o si tengo que hacer algo que parezca estúpido para acercarme y decir lo siento, o para pedir la oportunidad de arreglar las cosas. El miedo desaparece por arte de magia cuando el corazón marca la pauta. No te digo que te esperaran con los brazos abiertos para resolver el asunto, pero la mayor parte de las veces puede ser que sí.
Para aprender esto que te digo, tuve que equivocarme como mucha gente, pero te digo también algo real: si aún sientes un poco de amor por la persona que está o estuvo junto a ti, detrás de tu orgullo herido y tus miedos profundos,  por lo menos intenta pasar sobre el muro que estos representan y ver qué hay del otro lado, que si sus brazos están abiertos, si sus pensamientos siguen volando hacia ti, no hallarás un lugar más delicioso que el que te pueda brindar un abrazo con el que te den la bienvenida de vuelta, porque así será. Si el amor sigue vivo, entregar el orgullo y el miedo a cambio, será un precio muy bajo por la felicidad que puedes aún construir. Y si resulta que del otro lado no puedes encontrar una respuesta similar, a pesar de tus esfuerzos ¿perdiste algo con intentarlo?. Llegado a este punto, tal vez tu orgullo te siga gritando que no debes de ser el primero en doblar los brazos, y el miedo complementará diciéndote que si lo haces tomarán ventaja de ti permanentemente… o quizás te este haciendo dudar diciéndote, como voy a hacerlo si yo fui que dijo aléjate de mi? Piénsalo: ¿acaso importa?
Y si aun tienes dudas, recordarás esto que hace no tanto, alguien expreso mejor que yo... y que seguramente te dejará ver porque lo digo y entender mejor la intención: