La mayor parte de las veces tratamos de sellar de formas más
bien espectaculares, este compromiso a través de la entrega de un diamante que
enarbola un anillo, solo un símbolo, pero que se entrega cuando la magia del corazón es mas grande, cuando la fe es enorme; otras veces con formulas legales o religiosas
que generan un mayor espectáculo social, como lo es el matrimonio; otras
tantas, es una simple promesa, otras también la lectura de votos al momento de
contraer la que se considera como unión definitiva entre dos partes; podría percibirse en la mayor parte de los
casos, que es más una formalidad social, un espectáculo para terceros o
incluso, un ejercicio visual y emotivo que pretende lograr un mayor nivel de
convencimiento conforme más show se genera alrededor o más ostentoso se vuelve
el modo de hacerlo.
El compromiso en realidad es un proceso más simple, es una
promesa que no se habla, que no depende de la simbología material, es una
estructura de corazón, de pensamiento, una demostración callada de fortaleza,
una promesa silenciosa que se demuestra con hechos. Es un camino.
Los grandes atletas, los famosos músicos y artistas, los
enormemente valiosos filántropos, inventores e investigadores, mantienen este
factor como algo común. Una promesa interior, una promesa a sí mismos en
primera instancia, y a la tarea u objetivo que los ocupa, para que aunque se
presenten las ganas de renunciar, de tomar un atajo o de enfrentar una encrucijada
no prevista, un nuevo obstáculo inesperado, un cambio en el camino, una
confrontación, lesión, o dolor; puedan permanecer enfocados a lograr lo que se
plantearon, a hacerlo sobrevivir a pesar de todo. Una madre muestra este mismo
nivel de compromiso para con sus hijos tratando de mantener su bienestar a su
mejor entender.
Los enamorados sin embargo condicionan este compromiso en
muchas ocasiones al estado de ánimo, al cumplimiento
constante de expectativas, sin tener claro que la constancia y estabilidad no
necesariamente son cualidades permanentes en una relación. No digo con esto que
deba hacerse permisible el total desagravio, la infidelidad, la locura o la
violencia o algún factor similar con ese tamaño o impacto. Pero es un hecho que
mantienen un momento para rendirse, quizás demasiado prematuro o por razones mucho
más simples, es decir un nivel de compromiso bastante pobre. Mayormente visible
cuando esta renuncia es impulsada por comentarios o sugerencias de terceros,
por influencia social o económica o peor aún por una inseguridad personal
asociada a factores externos, casi siempre pertenecientes a historias pasadas.
En estos casos, es evidente que el nivel de compromiso es inexistente.
Los pretextos son muchos, las bases quizás comienzan a
sentarse en el momento inmediato al establecimiento del compromiso, cuando los
caminos de la evolución personal modifican a las personas que lo generaron; la
resistencia del compromiso es la que tal vez deba ponerse en tela de juicio. Si
lo pensamos un poco, los divorcios son crecientes en número y cada vez los matrimonios
y relaciones son más cortos. El rompimiento del compromiso en cualquier caso,
es claramente algo constante, tal vez porque la globalización incluya la
capacidad de ver un mundo más allá del que antes veían nuestros padres y
abuelos; quizás porque las posibilidades que ofrece este mundo nuevo son más
atractivas, quizás porque la gran gama de medios y oportunidades genera que las
personas se vuelquen cada vez más a pensar en sí mismas, sin la necesidad de
una extensión de sí mismas o de un complemento, como es la pareja, que incluso
llega a verse como un grillete que te ata a un sitio del que sientes que no
puedes avanzar, a menos que liberes tu cadena.
Pero si es tan fácil ahora romper un compromiso, si es tan
poca la fuerza que el compromiso entre dos personas mantiene, si cada vez es
menos necesario o de menor duración, si se ha vuelto algo tan poco importante, ¿dónde
iremos a parar después si el amor era lo más valioso por lo que se acostumbraba
pelear? ¿La pareja entrara en desuso? Es curioso porque hasta los animales
mantienen niveles de compromiso entre ellos, piénsenlo bien y verán que es
algo cierto.
¿Cuánto es suficiente? ¿Cuándo es el momento de retirarse y
bajar los brazos?
Por más que se haya criticado a Sylvester Stallone por la
continúa explotación de la imagen de Rocky ,¿no a través de esta historia se
demuestran ambos lados del compromiso y el valor de no rendirse? Incluso,
¿acaso no a pesar de todo el mismo Rocky vencido, se atrevió a decir ya basta
sin el mismo recriminarse para seguir adelante? ¿no es claro que incluso cuando
tuvo que elegir entre su propio compromiso y el establecido con Adrianne, su
esposa, este último supero cualquier otra intención para mantenerse a su lado? ¿Habría tenido el mismo impacto esta saga, sin
estas características?
Todas las grandes historias, las grandes personas y los
grandes amores mantienen este factor común: el compromiso, algo de lo que
alardeamos, pero que difícilmente usamos
como práctica común, sobre todo cuando del tema de las emociones e ilusiones se
trata.
Si no somos capaces de entender que las personas tenemos
fallas, que uno mismo las tiene y genera, y algunas veces, estas fallas pueden ser enormes; que los conflictos tienen solución,
siempre y cuando existan las ganas de resolver y permanecer, es decir, el
compromiso; ¿para qué demonios intentamos siquiera enamorarnos si el amor de
antemano es previsto como una historia finita de la que existe una fácil
escapatoria?
El amor se construye a través del compromiso, incluso cuando
una de las dos partes decide romperlo- A veces este puede llegar a manifestarse
en el silencio, en los hechos o en la búsqueda exacerbada de una solución o un
arreglo. Pero en una pareja el
compromiso tiene una arista importante que hay que tener en cuenta: es una cosa
de dos…. Como es el amor, como también este nace y se incrementa.
Insisto, ¿cuánto es suficiente?, si crees saber la respuesta
y has puesto un número o una cuantificación, es mejor que te vayas despidiendo
desde ahora.. el tiempo se llegará; yo creo que la respuesta es otra, la
respuesta, excluyendo los casos graves antes mencionados en este texto, es más
simple… Nunca, nunca lo es, siempre puede haber un algo mas… siempre existe una
forma de hacer permanecer la felicidad, pase lo que pase…. al menos yo sigo
pensando así… aun ahora, y en esta fecha
en especial.